Julio Paz, el reconocido panadero ayacuchense y propietario de la panadería “La Reina”, ha dedicado casi toda su vida a amasar sueños y compartir el delicioso resultado con su comunidad.
Todo comenzó cuando Julio tenía apenas 13 años, y por casualidad, empezó a repartir pan en la panadería “La Industrial” de la familia Rodríguez. Lo que en un principio fue una oportunidad fortuita, se convirtió en una revelación: Descubrió su pasión y amor por la profesión de panadero. A los 15 años, lo acompañaba su padre hasta la entrada de la panadería cuando se dirigía a trabajar en las madrugadas. Aquí, entre el dulce aroma de la masa y el calor del horno, floreció la vocación que lo acompañaría durante toda su vida.
En 1986, Julio contrajo matrimonio con Claudia Lezcano, y juntos emprendieron una nueva etapa en Barker, donde establecieron junto con un amigo su propia panadería. Aunque el camino no siempre fue fácil, su perseverancia y amor por el oficio los llevaron a instalarse finalmente en Ayacucho, donde se establecieron en Murgier e Irigoyen llamada panadería “La Reina”. Han sido 23 años de pasión compartida con la comunidad, brindando sus productos y atendiendo con el cariño y calidez de siempre.
Pero Julio no está solo en esta aventura. Sus tres hijos, unidos por el amor al pan y al legado familiar, han tomado las riendas de la tradición, acompañando a su padre en la noble tarea de dar vida a cada producto que sale de su horno. Con el paso del tiempo, enfrentando desafíos económicos y tecnológicos, los hijos de Julio se convirtieron en su apoyo más valioso, permitiéndole seguir adelante con pasión y amor.
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